diciembre 06, 2011

181. La mujer aborigen a través del tiempo

Licda. Rose Marie Hernández Vargas

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Todos en Iberoamérica tenemos una o más abuelas indígenas,

quienes les dieron vástagos a los conquistadores españoles

y establecieron robustos troncos genealógicos

cuyas ramas llegan a nuestros días.

Mauricio Meléndez Obando

Durante cientos de años, la sociedad indígena costarricense ha sido marginada, casi destruida. Junto con ella, la riqueza cultural de la mujer indígena.

El territorio costarricense se caracterizó por poseer poblaciones en donde las mujeres tenían un importante papel en el desarrollo social, económico y cultural.

Así por ejemplo además de ser madres son las reproductoras de la cultura. La pertenencia a un clan determinado se hereda por línea materna y en algunos casos era la madre quien definía al sucesor del cacique. No lo hacía el padre como ocurría con los reyes en el caso europeo.

Relatan que la Gran Nicoya sobresalió, antes de la llegada de los españoles, por el desarrollo de la alfarería, sobre todo en la elaboración de cerámica policroma. Con motivos de la naturaleza como felinos, jaguares, monos, lagartos y la serpiente emplumada, de influencia mesoamericana. Estas eran elaboradas por las mujeres. Esta práctica cultural llega hasta nuestros días.

Disponían de mercados para el intercambio comercial donde iban solo las mujeres. El cacao se usaba como moneda; se vendían esclavos, plantas, aves, entre otros. La práctica de los mercados es un legado de los indígenas. Además, ejecutaban tareas agrícolas, de pesca y elaboraban otras artesanías como el tejido de algodón, teñido con tintes vegetales y del caracol de múrice (color púrpura).

Sobresale la participación de la mujer en las actividades espirituales, como por ejemplo en ceremonias, aún en la actualidad. Es quien prepara el cacao para los ritos funerarios; así mismo, es cuidadora de las piedras adivinatorias (siá tami). También es la guardadora y reproductora de los cantos tradicionales.

La mujer aborigen también fue guerrera. Se habla de mujeres biritecas, que era el nombre que daban los indígenas huetares a las mujeres guerreras que existían en el reino de Coto. Relata Juan Vázquez de Coronado: “…en 1563, los guerreros de Coto empleaban como armas unas lanzas de veinte palmos y más, varas, estolicas y rodelas de cuero de danta, y sus mujeres les ayudaban en la guerra dándoles varas y lanzas y tirando piedras, por cuyo respeto las llaman los Güetares y otras naciones biritecas, que es lo propio que amazonas…” (es.wikipedia.org/wiki/Biritecas).

La situación social, política, económica y cultural de la mujer aborigen cambió radicalmente con la llega de los conquistadores españoles. La mujer indígena pasó de ser libre a ser esclava, asesinada, violada, raptada y en los mejores casos concubina.

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