junio 05, 2012

197. Palabras de un anciano escritor


Daniel Garro Sánchez

        Tienes talento, niño; eres bueno. Podrías tener algún futuro. Necesitas vivir más y aprender más, leer más y equivocarte más... pero podrías tener algún futuro. Yo soy un hijo de puta y no acostumbro hacer halagos; me sobran los dedos de una mano si cuento a quienes he admirado... y te admiro. Pero tendrás que pasar muchas cosas que tal vez te desanimen para siempre; un joven con talento, entre tantos mediocres, carga con una responsabilidad ingrata.
        Ahora que llamaste nuestra atención, y mientras seas joven, se te acercará mucha gente para decirte lo que deberías hacer con tu vida; y todos te dirán algo distinto, pero no importa qué tan distinto sea, les darás la razón a todos en algún momento. Unos querrán protegerte, otros querrán aprovecharte; unos querrán que seas el hijo que no tuvieron, y otros que termines lo que ellos dejarán sin terminar. Habrá quienes tratarán de detenerte a toda costa. ¿Por qué? Simplemente porque esa es su labor en este mundo, una labor que también es necesaria, por ingrata que sea.
        Mientras seas joven, tendrás en quién apoyarte.
        Pero cuando un joven se te acerque y te diga que te admira y que quiere llegar a ser como tú, y cuando trate de apoyarse en ti, te darás cuenta de que los años no pasan en vano. Y te sentirás viejo.
        Cuando puedas ver el error que va a cometer un joven, antes de que lo cometa, porque es el mismo error que alguna vez cometiste también, te darás cuenta de que los años no pasan en vano. Y te sentirás viejo.
        Cuando todos los viejos a los que admirabas se hayan ido, y ya no tengas a nadie en quien apoyarte, y solo queden esas vacas sagradas que odiarás con todas tus fuerzas; pero también cuando alguien más te vea a ti como una vaca sagrada y te odie con todas sus fuerzas, te darás cuenta de que los años no pasan en vano. Y te sentirás viejo.
        Eres joven; te abrirás camino, y no importa cuánto respetes a los viejos, los empujarás diciéndoles: “con permiso, porque ahora me toca a mí”, y estarás en todo tu derecho de hacerlo; y si ellos no te dejar pasar, los odiarás, y estarás en todo tu derecho de hacerlo. Pero cuando lleguen otros jóvenes que te empujen y te quiten del camino y te odien con justo derecho si no los dejas pasar, te darás cuenta de que los años no pasan en vano. Y te sentirás viejo.
        Cuando haya una estatua con tu nombre, te sentirás viejo.
        Cuando te veo, me siento viejo.

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