julio 31, 2012

204. Santo Domingo de Heredia: Una ciudad cafetalera


Licda Rose Marie Hernández Vargas
Fotografía de Rose Marie Hernández Vargas.













El verde
militar del café, el verdor húmedo
de junco, caña y lirio. Verde música
en el órgano -¡oh verde viento!- del bambú.
La plata verde
del eucalipto. El verdor silencioso
de los pastos, las malvas, las legumbres.
Verde lluvia, vertiente y territorio.

De mi sangre saltó una estrella verde.
Y verdín, verdinal y verdolaga,
mayo estira su lluvia hasta diciembre
en el trópico verde.

Isaac Felipe Azofeifa
Si viajamos en retrospectiva a aquella población en medio del campo y flores de buganvilia, llamada Santo Domingo de Heredia, surgen vestigios del legado histórico-cultural de los procesos de desarrollo económico y social que forman parte de la identidad de este pueblo.

Cafetal situado en San Miguel de Santo Domingo


Recordemos que el café recibió un gran incentivo en todo el país cuando fueron distribuidas plantas en forma gratuita y se concedieron terrenos a todos aquellos que quisieron dedicarse al cultivo de este grano.

Se cree que las siembras del café se iniciaron muy temprano en Santo Domingo. Desde el año 1838 hay referencias de plantaciones y un beneficio de café en el distrito de Bermúdez (San Vicente), el Raicero (San Miguel Sur), Tures (San Miguel Norte) y especialmente en Virilla (Santo Tomás).

El gran desarrollo del café en Santo Domingo se debió, en gran parte, a las condiciones ecológicas, caracterizadas por la fertilidad de los suelos, las condiciones climáticas y su ubicación geográfica.

En Santo Domingo, el café se convirtió en el cultivo dominante. Los pequeños y grandes agricultores se dedicaron junto con sus familias a la siembra y exportación de este producto.

En el año 1887, los productores cafetaleros participaron en un concurso internacional de café en la ciudad de Chicago, Estados Unidos. En este concurso obtuvo premio la excelencia de este café.

Se desprende que, si bien esta población no se originó con el cultivo del café, este fue el causante del auge económico y demográfico que le permitió convertirse en cantón.

El 26 de setiembre de 1869, Jesús Jiménez Zamora, presidente de la república, decreta la creación del cantón de Santo Domingo.

A fines del siglo XIX, la propiedad estaba fragmentada. Por un lado se ubicaban los grandes productores y exportadores del café (dentro de este grupo estaban los extranjeros como los Rohrmoser, los Tournon y Raimundo Durán Laporte. Por otro los dueños de propiedades pequeñas y los jornaleros. Muchos de estos habían perdido sus tierras, por lo que pasaron a engrosar las filas de los peones en grandes fincas o beneficios.
Es importante señalar que un factor que contribuyó a esta fragmentación social fue la forma del procesamiento del grano recolectado para la exportación y el consumo interno. Se pusieron en práctica dos procesos diferentes: el beneficiado en seco y el beneficiado en húmedo. El beneficiado en seco fue la forma utilizada en los primeros años por los grandes y pequeños productores de café. El procedimiento consistía en poner el café al sol por varios días y luego se pasaban carretas de bueyes por encima para descascararlo. Este fue un método rudimentario y a muy pequeña escala.

En el año 1838, los grandes productores introdujeron el beneficiado en húmedo. Con un invento llamado la trilla o trilladora. En este proceso, el grano era dejado en agua, y se le quitaba la cáscara mediante la utilización de estas trilladoras. El secado en húmedo era más eficaz y daba como resultado café de mayor calidad.

La trilla fue un invento tan valioso que permitió bajar los costos del beneficio del café. Pero solo tuvo acceso a ella un número limitado de productores. Gozó de tanto valor la trilladora que fue uno de los símbolos cantonales más importantes. En el Escudo Municipal se destaca la trilla.

La burguesía cafetalera exportadora fue la que utilizó la trilladora. Empezó a diferenciarse cada vez más, no solo en el sentido social, sino también en lo cultural. La cultura se transformó y eligió como modelo la europea: objetos de consumo, ideas (liberalismo ilustrado, masonería, economía política inglesa), vocabulario, moda, gusto literario y artístico. En oposición a los campesinos, más cerca de las identidades locales y dentro de la tradición católica y colonial.

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